Jóvenes de Centro

domingo, febrero 25, 2007

Di no a la mierda

lunes, febrero 19, 2007

Robert Kennedy

Este discurso que os expongo a continuación, pertenece a Robert F.Kennedy, el hermano del presidente J.F.Kennedy. Lo he extraído de la película "Bobby", una película que trata sobre el día de su asesinato contada de una forma original.

Merece la pena leer el discurso, y fijarse que aunque hallan pasado casi 40 años, el problema de la violencia entre los seres humanos, es algo que nos afecta todos los días en nuestras relaciones sociales, que aunque haya pasado casi medio siglo, las cosas no han cambiado nada, y si sustituimos a Nixon por Bush o la Guerra de Vietnam por la de Irak, veremos que ese año de 1968, tiene muchas cosas en común con el 2007.

Es una pena, que los políticos con grandes ideas, con tan buenas intenciones y con principios morales como los de amor, paz, fraternidad, igualdad, sean brutalmente asesinados, o nunca lleguen a ejercer activamente su política, como el joven Bobby, como él mismo dice, nuestra sociedad necesita una limpieza, un punto y aparte, una nueva página, donde se empiece de nuevo, y por encima de todo, nos olvidemos del pasado, los rencores, el odio, y empecemos a ayudarnos y a cooperar los unos con los otros, porque al fin y al cabo todos somos iguales por naturaleza, y este breve momento de tiempo a lo que llamamos vida, todos deseamos pasarlo felizmente, y solo es posible si todos nos unimos y comenzamos a ver las cosas a través de nuestro corazón, y no del egoísmo que parece ser el mejor amigo de algunos hombres.

Alberto J. Márquez García. JJdC Madrid.

"Hoy no es un día para política, aprovecharé mi único acto de hoy, para hablarles brevemente, de la insensata violencia en América, que de nuevo salpica a nuestro país y la vida de todos nosotros. No incumbe a una sola raza, las víctimas de la violencia son negras y blancas, ricas y pobres, jóvenes y viejas, famosas y desconocidas; son sobre todas las cosas, seres humanos a los que otros seres humano querían y necesitaban. Nadie, viva donde viva, haga lo que haga, puede esta seguro quien va a sufrir, por un acto insensato de derramamiento de sangre. Sin embargo, sigue, sigue y sigue en este país nuestro. ¿Por qué? ¿Qué ha conseguido siempre la violencia?, ¿Qué ha creado siempre? Siempre que un americano pone fin a la vida de otro americano, innecesariamente, ya sea en nombre de la ley, o desafiando la ley, ya sea un hombre o de una banda que mata a sangre fría o con rabia, en una ataque de violencia, o respondiendo a la violencia, siempre que se rasgue el viento de una vida, que otro hombre a tejido, torpe y penosamente, para el y sus hijos, siempre que hagamos eso, la nación entera será degradada. Y sin embargo parecemos tolerar un nivel creciente de violencia, que ignora nuestra común humanidad, y nuestras demandas a la civilización. Demasiadas veces celebramos la arrogancia y la chulería, y a los bravucones, demasiadas veces excusamos, a los que quieres construir su vida sobre los sueños destrozados de otros seres humanos. Pero hay una cosa clara, la violencia engendra violencia, la represión engendra venganza, y solo una limpieza de toda nuestra sociedad, puede arrancar este mal de nuestros corazones. Pues cuando enseñas a un hombre a odiar y temer a su hermano, cuando le enseñas que es un ser inferior, por su color, o sus creencias, o las normas que siguen, cuando le enseñas que los que son distintos a ti, amenazan su libertad, o tu trabajo, o tu hogar, o tu familia, entonces aprende también a enfrentarse a los otros, no como conciudadano, si no como enemigos, recibiéndolos no como cooperantes, si no como invasores que subyugan y someten. Y al final aprendemos a mirar a nuestros hermanos como extraños, extraños con los que compartimos una ciudad pero no una comunidad, hombres ligados a nosotros en una viviendo común, pero no en un esfuerzo común. Tan solo aprendemos a compartir un miedo común, solo un deseo común, de alejarse del otro, solo un impulso común, de superar el desacuerdo con la fuerza. Nuestra vida en este planeta es demasiado corta, el trabajo por hacer es demasiado grande para dejar que ese espíritu prospere por más tiempo en esta tierra nuestra. Desde luego, no podemos prohibirlo con militares, ni con una resolución, pero quizás podamos recordar, aunque se por un momento, que aquellos que viven con nosotros son nuestros hermanos, que comparten con nosotros el mismo corto momento de vida, que solo buscan, como nosotros, la oportunidad de vivir la vida con bienestar y felicidad, disfrutando lo que la satisfacción y el logro les proporciona. Seguramente este vínculo de sentido común, seguramente este vínculo de objetivos comunes, puede empezar a enseñarnos algo. Seguramente podremos aprender, por lo menos, a mirar alrededor a aquellos de nosotros que son nuestros semejantes, y seguramente podremos empezar a trabajar con algo más de entusiasmo y a curarnos mutuamente las heridas, y convertirnos otra vez, en hermanos y compatriotas de corazón."

domingo, febrero 11, 2007

Humanismo Centrista

La necesidad del centro

En estos últimos años el bipartidismo ha enraizado el panorama político, que además de promover una postura plana y simple, ha incentivado el circo actual del “tu lo haces peor”. El principal problema de este sistema radica en la falta de alternativas, en el cara o cruz, en el “con nosotros o contra nosotros”.

En la actualidad se ha ido perdiendo la ideología, los principios, los valores. Se ha tomado por estandarte el conseguir votos a toda costa. La finalidad no es aportar beneficios a la sociedad, sino desbancar al contrincante. En consecuencia, la sociedad ha respondido de la peor forma: la apatía. Cuando la gente calla, los tiranos actúan.

Los valores actuales

Desde la izquierda nos llegan los valores “progresistas”: la tolerancia, el sociocentrismo, etc. Uno de los más peligrosos, y que ha supuesto un cáncer para nuestra convivencia ha sido la tolerancia. Este último concepto recae en el “todo vale”, en el “te acepto por que no me queda otra alternativa”. A través del centro debemos modificar tolerancia por respeto, respeto que empieza por uno mismo. El sociocentrismo, que es causa y estado de la madurez del individuo y de la sociedad, incluye un primer estado primordial que es el egocentrismo. Ego, cuyo significado es “yo”, pone en evidencia la consideración de uno mismo como elemento primordial. Cuando diferentes personas que dicen ser progresistas tachan, excluyen y destierran el egocentrismo aludiendo a la supremacía del sociocentrismo, desconocen que este último tiene como pilar principal y absolutamente indispensable al egocentrismo.

Es pues, una medida esencial, dirigir la educación social desde el ego. “No hay ser mas egoísta que el que no se quiere así mismo”. Se tiene que entender al hombre como un ser individualista y no social, pues utiliza a la sociedad para desarrollarse, con fines propios. La hipocresía y la falsa ética han querido que rechacemos el egoísmo. Quizás por eso se ha disparado el número de jóvenes (y no tan jóvenes) que necesitan recurrir a tratamientos psicológicos, por falta de autoestima y por no verse reflejado en la sociedad. Uno de los principales errores radica en no saber diferenciar el egocentrismo (positivo) del egolatrismo (negativo).

Desde la derecha se propaga el etnocentrismo. Se basan en la unión del pueblo español como fin único, y no como mero trance hacia un estado de mayor envergadura. Supone un estado de madurez racional, propia del movimiento intelectual del siglo XVII. Una creencia en los valores religiosos, en el conservadurismo, en el “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Esto podría ser útil y funcionar para una sociedad extraviada, ofuscada, donde no dejara cabida a otra solución. Sin embargo creo que la sociedad española está preparada para cambios, para el progreso, para la evolución, siempre y cuando todo se haga desde la moderación, el “paso a paso”.

El centro como solución

La conjunción de los valores positivos y no contradictorios de ambas corrientes, eliminando los radicalismos, incurren en una “nueva” corriente: el centrismo. Promoviendo al político intelectual frente al “mono de feria” propagandístico; el alejamiento de las utopías, centrándose en soluciones concretas para problemas concretos; apoyándose en una política versada en el diálogo; en una sana emancipación; y sobre todo en una educación competente y dispuesta.


Mario Jiménez
Presidente de JJdC Extremadura.