Y Chávez se calló
Habló el Rey y, mire usted por dónde, Chávez se calló. Mejor dicho, lo callaron los venezolanos propinándole una severa derrota en la consulta nacional con la que pensaba legalizar su permanencia ilimitada al frente del país para consolidar su régimen autoritario y personalista de poder, que ha empezado a hacer aguas aunque que haya calificado de “pírrica” la clara derrota que no ha tenido más remedio que reconocer. Y que fue infligida por una parte importante de sus seguidores que se empiezan a cansar de sus locuras y disparates, y que no quieren para Venezuela una dictadura ni un recorte de libertades como el que ya empezaba a aflorar en dicho país.
Vamos a ver qué hace ahora Chávez en Venezuela y cómo afronta todas sus amenazas a sus vecinos, como Colombia, o a países históricamente amigos como España. Y pronto podremos averiguar si sus bravatas y amenazas a los españoles y empresas que allí trabajan formaban parte de su campaña electoral, o si, por el contrario, permanecen activas y con visos de avanzar hacia una ruptura.
Y decimos ruptura porque las últimas palabras de Chávez afirmando que el futuro de las empresas españolas sitas en Venezuela va a depender de quién gane las próximas elecciones generales en España es, además de un error, una inaceptable intromisión en la vida democrática de este país, lo que, de confirmarse, debería ser públicamente denunciado por el Gobierno español que preside Zapatero, porque todo tiene un límite. Y si se han soportado, en estos pasados días y con el argumento de la campaña electoral venezolana, ataques de Chávez al Rey, al PP y las empresas españolas, ahora, pasado el trámite electoral venezolano en cuyo proceso no ha querido inmiscuirse el Gobierno de Zapatero, sería impensable que no hubiera una respuesta diplomática y política firme a Venezuela si Chávez insiste en la bronca y el chantaje a España.
No en vano, del incidente de Santiago de Chile el responsable fue él con sus ataques a España, dado que el Rey, ante la insistente agresión, se limitó a defender el derecho de hablar de Zapatero. De manera que no hay nada que lamentar, salvo la agresión inicial de Chávez a España, en línea con las que suele lanzar contra otros países y naciones en cualquier oportunidad. Aunque ahora ya no podrá hablar, con facilidad, en nombre de Venezuela porque el referéndum que acaba de perder incluye un plebiscito sobre sus modos y maneras de gobernar y Chávez fue desautorizado por los suyos ante el mundo entero. En cierta manera y, siguiendo el consejo del Rey, su pueblo lo mando callar y parece que, de momento y a la vista de la extraña moderación que lució en la derrota, parece que ha aprendido la lección.
Pero que nadie se confíe porque Chávez volverá por donde solía, para ver si consigue reconstruir su tocado liderazgo que, aunque todavía está por ver, podría estar en el principio del final, ahora que los venezolanos saben que en las urnas se le puede derrotar.
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